lunes, 22 de agosto de 2011

El argumento Aristotélico del ergón o función específica del hombre (A. Vigo)

a) El modelo clásico de fundamentación de la ética
La línea de argumentación básica propia del modelo clásico de fundamentación se caracteriza por el recurso da la noción de naturaleza en general y a la noción de naturaleza humana, en particular, como fundamento de la ética. En síntesis, dicha línea de argumentación busca identificar el fin específico del hombre a partir de la determinación de aquello que constituye esencialmente su naturaleza como tal y lo distingue de las demás cosas y/o de los demás seres vivientes para luego determinar, con referencia a ese fin fundado en la naturaleza esencial del hombre, cuál es el contenido nuclear del bien y la felicidad propiamente humanos.
b) El argumento del érgon o función específica del hombre
Estructura del argumento
1. Es razonable suponer que hay un érgon (función) propio o específico del hombre en cuanto hombre (1097b28-33)
2. Determinación del érgon específicamente humano (1097b33-1098a6)
: por vía de eliminación buscando lo específico del hombre en aquello que lo distingue de otros seres. Aristóteles no identifica lo específico del hombre ni con las funciones vegetativas, que el hombre comparte con los demás animales y con los vegetales no con las funciones sensitivas, sino básicamente con las funciones propias del nivel racional.

Vigo aquí se pregunta

- ¿Qué es lo racional? Recuenden la actividad de las 'niñas lobo?

- ¿En qué medida lo racional es lo propiamente humano?
El caso de un delito. Homicidio: El delito es específicamente humano (un caballo puede matar a alguien pero no cometer homicidio) pero no es un acto en el que el hombre encuentre la realización de sus capacidades específicas, de sus capacidades racionales como tales. Lo racional normativo: aquello que tiene justificación racional.

3. Vinculación del bien humano (felicidad) con la noción de virtud y, más concretamente, con la actividad virtuosa según el érgon específico (1098a7-18)
-Vinculación de la capacidad específica del hombre con la virtud:
Cuando alguien planea muy bien un robo a un banco, puede hacer incluso un derroche de ingenio y, en ese sentido, ha puesto sus capacidades racionales en funcionamiento, pero no puede calificar ese acto, incluso si es exitoso, de racional en sentido estricto. Aristóteles distingue entre buenos y malos usos de las facultades racionales y pone muchos ejemplos, en diversos contextos de su obra. Todos tenemos por un lado la función propia del hombre, y por el otro, la alternativa sobre el buen y el mal uso de esa función.
¿Cómo se conecta con esto la noción de virtud? Se llama “virtudes” a aquellos hábitos que disponen a perseguir con medios racionales no cualquier tipo de fines, sino aquellos que son conformes a la razón, racionalmente justificables. La conexión entre la facultad racional y las virtudes consiste en que las virtudes son hábitos que se constituyen sobre las facultades racionales y las encaminan en una dirección determinada. Las virtudes orientan a las facultades al fin adecuado, es decir aquellos fines que se revelan como racionalmente deseables o aceptables.
-Vinculación de la capacidad específica del hombre con la felicidad.
Aristóteles no define la felicidad en términos de obtención de fines cualesquiera que estos sean, sino por referencia a aquello fines que tienen que ver con el pleno despliegue de las potencialidades naturales. Y como el hombre está caracterizado específicamente por la racionalidad, el fin propio del hombre consiste en el despliegue pleno de las facultades racionales.
La manera concreta en que cada sujeto humano llegue a realizar ese despliegue pleno de las facultades racionales es muy variable, pues depende de las situaciones en las que ese sujeto se encuentra. No hay en Aristóteles un recetario para llegar a la felicidad como si dijera: “si usted Es racional, haga lo siguiente para ser feliz”, sino indicaciones más genéricas, que se relacionan con un catálogo de virtudes, que hay que aprender a desarrollar en cada situación y en cuyo desarrollo están de alguna manera especificados los, por llamarlos de alguna manera, “componentes del florecimiento humano”: generosidad, valentía, justicia, etc. En el desarrollo y cultivo de esas virtudes está para Aristóteles el fin último del hombre y en lograr ese fin está el desarrollo pleno del hombre: a esto Aristóteles le llama felicidad.
Alcances del argumento
-La vinculación de la noción de felicidad o plenitud humana con la naturaleza humana permite una noción normativa de la felicidad. Ésta está definida respecto a ciertos fines anclados en la naturaleza de la cosa en cuestión.
-El argumento del érgon permite una noción objetivamente fundada de felicidad. Es decir, si se define la felicidad de acuerdo con los deseos subjetivos que cada quien tenga en cada caso y estos son fácticamente diferentes, la noción de felicidad pierde todo carácter normativo y entonces nadie podría corregir a nada acerca de si es feliz. Ej.: si alguien se propone conseguir la mayor cantidad de dinero para ser feliz, o si se decide a exterminar a todos los judíos. Se corrigen estos criterios en la medida que hay una noción de normativa de felicidad, y en la medida que se pueda hacer la evaluación moral de “soy feliz”.
La teoría de las virtudes es lo que le da contenido a la noción de felicidad. Hemos dicho que la felicidad es el pleno despliegue de la racionalidad constitutiva del hombre, ahora bien ¿Qué significa desplegar esa racionalidad frente al peligro? Aristóteles responde que hay que cultivar la virtud de la valentía ¿qué significa cultivar la virtud de la valentía? Y Aristóteles escribe un pequeño tratado acerca de esa virtud y así con las sucesivas virtudes. Pero este recetario nunca captura del todo la particularidad de las situaciones. Entonces escribe un teoría de la prudencia, pero advierte que nueva se va a cerrar la brecha entre la descripción general y el caso particular, con el agravante que nunca se puede obrar en general sino siempre en particular.
-establecimiento de una pauta de evaluación moral basada en la referencia a una concepción normativa de la vida práctica como una totalidad de sentido teleológicamente estructurada: las acciones y disposiciones serán moralmente buenas en la medida en que contribuyan, de uno u otro modo al logro del fin de la vida buena y feliz.

1 comentario:

  1. Si el Hombre posee una fuente virtuosa, decimos que es espiritual. Asimismo si posee una consciencia del Bien también podemos decir que él es un Ser y si en la felicidad despliega su divinidad inicia el camino de la Evolución divina podemos decir que ésta es el érgon último de la humanidad. Es el dar nacimiento existencial a lo espiritual y divino del Ser Humano.

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